Aquel recordado slogan de ‘’España es diferente’’ que podría tener, según mi modesta opinión, una carácter positivo con el que se pretendía resaltar ciertas cualidades genuinas españolas que podían ser el reclamo perfecto para atraer turismo a nuestro país y generar una riqueza que nos hacía mucha falta. Entonces, el país empezaba a vislumbrar una esperanza, el horizonte se presentaba cada vez con mayor nitidez, el color empezaba a mostrar la cara más amable de la vida, todo era ilusión, esfuerzo, coraje, era preciso desterrar un sentimiento bobalicón y enfermizo heredado, un sentimiento que un tiempo difícil había inculcado en los españoles. Existían unas normas que había que cumplir sí o sí, en caso contrarío podía haber graves consecuencias. Aquella situación se acabó gracias al esfuerzo de todos por abandonar aquel mundo grisáceo y la lucha se centró en conseguir objetivos nuevos, enriquecedores para una sociedad que, en muchas ocasiones, se sentía oprimida y luchaba denodadamente por unos derechos fundamentales y que le habían negado absurdamente. Lo consiguió y España comenzó a despojarse de antiguos complejos y miserias.