Escrirores en Red

lunes, 1 de septiembre de 2014

LA CIUDAD DESPIERTA

     La ciudad despierta a la vida. El alba, lentamente, va iluminando las conciencias de las sombras penitentes. Los relojes empiezan a cabrearse por pequeñeces, por simples cuestiones que han de cumplirse a rajatabla. Las sombras van a sus quehaceres cotidianos, se pierden por sendas caóticas, frenéticas, se cruzan con otras sombras, amigas, cercanas, y apenas se reconocen, el tiempo es tan escaso que apenas para les permite un simple saludo, un vulgar ‘’hola. Qué tal?’’ sería un contratiempo imperdonable. Hay que seguir, llegar a tiempo para cumplir el horario previsto, es necesario cumplir el guión marcado por los relojes impertinentes.

EL JAZZ RASGA CON DULZURA

     El jazz rasga con dulzura las nostalgias del corazón. La desbordante magia del saxo dibuja nuevas ilusiones a lo largo de una senda misteriosamente caótica. Todo es luminosidad, multitud de versos recorren los clubs y cafés buscando las razones de los poetas, sus palabras cargadas de quejas y gritos contra una sociedad que les da la espalda. Sus demandas caen en el saco roto de las desdichas, en donde la verdad se oculta en metáforas alocadas que parecen gritar absurdas necedades que nadie quiere escuchar, no les interesa saber lo que encierran aquellas palabrejas tan extrañas e inconexas. Quién puede entender a estos individuos que se ocultan tras barbas de varios años? Da un no sé qué aquellos ojos llenos de madrugadas donde se adivinan estrellas, ebrias de ginebra barata, dando la nota. Son seres muy curiosos.