Escrirores en Red

martes, 14 de febrero de 2012

A TI, SAN VALENTÍN

(A ti, San Valentín, mi viejo
amigo en el silencio eterno)



      Han pasado muchas tardes, demasiadas. El camino ha sido largo, difícil, pero ha merecido la pena aunque también he ido perdiendo muchas cosas en su innumerables recovecos, amigos, seres queridos que se fueron diluyendo entre las sombras difusas del tiempo, sensaciones agradables que disfruté en la inocencia de mis primeros años,... Muchas cosas.

     A ti, San Valentín, no te conozco personalmente, mas siempre te presentía, siempre te aguardaba detrás del poema o en el fondo de una lágrima de amor. Siempre me quedaba con las ganas de conocerte, de estrecharte cordialmente la mano agradeciéndote la dicha recibida. Aún te sigo esperando, como entonces, como siempre.

     Si tu supieras lo que te necesito, tu ayuda es imprescindible para mí, necesito amar y sentirme amado, necesito vagar por nuestro jardín particular y sentarme en nuestro banco preferido descifrando el lenguaje de las estrellas y sentir su mirada, su calor, su compañía, en un lugar apartado, perdido, donde nada ni nadie nos moleste con absurdas impertinencias, y hablar de nuestras cosas, nuestras esperanzas. Los proyectos a corto y largo plazo, no ha de preocuparnos si nuestro amor es verdadero, ¿Para qué pensar en el futuro?, el presente es lo que importa, ir escribiendo el porvenir día a día, nuestro porvenir ignorando a los relojes atosigantes y rencorosos. No tenemos que coger ningún tren exacto, nuestro tren partirá cuando nosotros queramos y nos llevará hacia el valle soñado donde disfrutaremos eternamente de nuestro amor. Por eso, ¿Qué nos ha de importar el tiempo si la eternidad nos pertenece?

     Así que, viejo amigo, no me abandone, guíame hacia donde ella me espera, necesito encontrarla cuanto antes, contarla muchas cosas y, sobre todo, entregarla todo mi amor guardado durante tanto tiempo con gran devoción sólo para ella, mi compañera.
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