La
Semana Santa es un periodo de amor, un tiempo de nostalgia, recuerdo otros
tiempos en los que se tenía que guardar un respeto y un decoro un tanto
exagerado, la música se vestía de luto, todo era dolor, lágrimas desconsoladas
que recorrían las sendas ocultas de unos relojes estúpidamente aburridos y
caóticos que aguardaban poder saborear la sabrosa torrija, la humilde
recompensa a tanta amargura.
Poco
a poco, el dolor de aquel que muere en la cruz nos va mostrando el camino de la
salvación, las ventanas se abrirán a un horizonte completamente nuevo. El olor
a incienso lo envuelve todo, por las calles las procesiones van jalonando sus
plegarias, esos hombres y mujeres sólo desean respeto, quieren respeto para
poder expresar sus emociones, respeto para vivir su recogimiento con los suyos.
Si alguien, por algún motivo, se siente ofendido por su actitud, que les ignore y les deje vivir su viacrucis de amor.
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